HISTORIA |
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B A R Ç A N 1 2 3 |
lo que respecta al Barça, lo que a priori debía suponer un contexto político favorable, quedaba en segundo término por culpa de la grave crisis económica e institucional que sufría el Club, reflejada en la disminución del número de socios, a pesar de aumentar ligeramente de los 9.166 en junio de 1930 a 9.581 en mayo de 1931. A partir de entonces se iniciará un descenso gradual hasta los 8.444 socios, en junio de 1932. Las actas de las asambleas de 1931 nos demuestran el elevado grado de discordia y división entre los miembros que conformaban las asambleas, a raíz del conflicto generado por la instauración del profesionalismo en el Club. Dimisiones, rectificaciones a declaraciones junto a noticias filtradas en la prensa, y diversidad de criterios sobre cómo afrontar la situación con los jugadores y la crisis económica del Club fueron el grueso de los temas de debate de esas asambleas. De entre los hechos más relevantes, en la asamblea extraordinaria del 26 de marzo de 1931 destaca, por consenso general, el nombramiento de socio de mérito a Josep Suñol, que había mediado en el conflicto entre jugadores y directiva, y además gozaba de un prestigio social al haber presidido la Federación Catalana de Fútbol, como también haber fundado el semanario de La Rambla, implicado en la relación entre ciudadanía y deporte. Por lo que respecta a las alusiones sobre la realidad política de aquellos años, sorprende la ausencia de referencias a la proclamación de la Segunda República española en abril del año 1931, ya que no encontramos ninguna en las 132 páginas que comprenden las dos memorias. En cambio, la huella negativa dejada en el Club por la Dictadura de Primo de Rivera está presente a lo largo de las memorias. Por ejemplo, Joan Baptista Soler Bru, que fue directivo del FC Barcelona en los tres períodos de presidencia de Gaspar Rosés, declaró en la asamblea extraordinaria del 26 de marzo de 1931 que el Estatuto con el que contaban se había reformado en tiempo dictatorial, durante la presidencia de Arcadi Balaguer. En la asamblea del día 3 del mismo mes, el presidente Rosés realizó una valoración de sus etapas al frente de la entidad: en la primera, en el año 1916,“ infiltrando la catalanidad” tanto en la Federación como en el FC Barcelona y manteniéndolas hasta entonces, y agradeció a los miembros de la asamblea que optaran por su persona como el candidato idóneo para liderar.
A FAVOR DEL ESTATUTO DE AUTONOMÍA
La ausencia de referencias a las transformaciones políticas estatales contrasta con
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las continuas reivindicaciones de catalanismo, más tímidas en la memoria del año 1931, en las que se habla de la utilización del fútbol para“ reafirmar amistad, cooperar en la concordia de los pueblos peninsulares y, dentro de Catalunya, actuar siempre con nuestro deseo de hacer una tarea catalana ".
Un paso más allá iría el Consejo Directivo presidido por Joan Coma en el informe previo a la asamblea general de 1932, dejando constancia de que, siguiendo la voluntad de los socios, el Club se adscribe a la manifestación organizada por el CADCI a favor del Estatuto de Autonomía catalán. Según la memoria,“ muchas banderas fueron aplaudidas, pero en todo el trayecto y especialmente al entrar en la Plaza de la República, la bandera azulgrana recibió una ovación memorable, calurosa [...] expresión ostensible de la prohibida bandera nacional”. Un discurso perfectamente reproducible 43 años después, bajo contextos políticos similares. El FC Barcelona mantendrá su esencia y la razón de ser a lo largo de la historia, sirviendo de cobijo al pueblo catalán en contextos represivos y anticatalanistas, siendo su punta de lanza, cuando ha sido necesario, en diferentes ámbitos de la sociedad.
Durante todo este período de 1931 hasta julio de 1932, la mayoría de asambleas
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Bajo estas líneas, Sagi cabecea con Samitier atrás en un Barça- Espanyol del curso 1931 / 32. Más abajo, una imagen del entierro de Joan Gamper. |